Queridos amigos y colegas,
Les escribimos para contarles que este grupo ya pasó el cupo de “los primeros 30 inscriptos” para los que había un precio promocional. Pero igual decidimos conservar el mismo costo para quienes se sumen hasta el 15 de julio y ahí sí cerrar la inscripción, para no estar pendientes de inscripciones durante las vacaciones de invierno.
Les mandamos un recordatorio de la propuesta:
Ya no sabemos muy bien qué es un hombre ni que es una mujer, pero no por eso dejan de existir hombres y mujeres que llegan a la consulta por sufrimientos vinculados a su posición sexuada.
No nos referimos a una posición sintomática, eventualmente neurótica, histérica u obsesiva, sino, curiosamente, masculina y femenina. Nos resulta extraño hablar de sufrimientos de hombres y mujeres, pero se los puede delimitar más allá de las definiciones; quizá ya no es necesario saber cuál es la esencia de la diferencia sexual.
Más acá de los conceptos, podemos quedarnos con unos pocos modos de hablar y contar algunas situaciones. Pensemos en una persona a la que cuesta mucho contarle algo íntimo a su pareja, algo que esta ya sabe, sin empezar a reírse nerviosamente como si fuera una criatura a la que descubren in fraganti en una travesura.
¿Es algo circunstancial que se trate de un hombre ante una mujer? Lacan diría que no. En el seminario 18 da un argumento para justificarlo.
Pensemos en otra coyuntura. La persona que sufre de celos, pero que cuando hace lo mismo que hace el otro, no encuentra una conducta reprochable; incluso sostiene que no hay contradicción en la infidelidad que acusa en el otro y sus flirteos, porque son otra cosa. Lacan diría que tiene razón. Y en el seminario 19 da un argumento para explicar por qué esto es más o menos común en algunas mujeres.
Para terminar de explicarlo, en el seminario 20 inventa el neologismo “jalouissance” (que condensa en francés las palabras “goce” y “celos”).
Esos tres seminarios (18, 19 y 20) son muy divertidos cuando se los lee desde la perspectiva de lo que Lacan dice sobre hombres y mujeres. Sin duda algunas cuestiones son muy de su época, pero también hay algo que llega hasta nosotros y nos permite pensar algunas variantes del desencuentro actual.
El sujeto erótico de nuestra época pareciera que ya no tiene permitido reconocerse como hombre o como mujer, como si tuviera que responder al imperativo de ser neutro. Lejos de estar más cerca, ahora ya nadie sabe qué esperar y todo pareciera que hay que pactarlo rígidamente.
El grupo está orientado a psicoanalistas, psicólogos y público en general interesado en el tema y con algunos conocimientos introductorios del psicoanálisis.
Para sumarse nos escriben a tallerlutereaubuchanan@gmail.com
Abrazo y buen comienzo de semana,
Verónica y Luciano